La distinción de la Casa de Bello le fue otorgada por su sólida capacidad para crear institucionalidad e impulsar políticas de memoria, reparación y justicia. “Valoro la existencia de este reconocimiento, porque la Universidad tiene relación con los jóvenes y así ellos pueden entender la importancia del respeto a los Derechos Humanos y de trabajar por ellos”, dijo la galardonada.

María Luisa Sepúlveda, trabajadora social de profesión y una de las figuras más reconocidas en el país por su trabajo en favor de los Derechos Humanos en instituciones como la Vicaría de la Solidaridad y el Museo de la Memoria, se convirtió este jueves 21 de agosto en la tercera persona en recibir la distinción universitaria "Medalla Derechos Humanos y Democracia", instaurada por la Universidad de Chile con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en 2023.

El reconocimiento busca promover las garantías de no repetición y memoria y se entrega a quienes hayan hecho una destacada contribución en Derechos Humanos y democracia a nivel nacional. En 2023, la primera galardonada fue la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, y en 2024 fue la Profesora Emérita de la Facultad de Derecho, Cecilia Medina. 

La decisión de premiar en 2025 a María Luisa Sepúlveda fue tomada por un jurado presidido por la Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, e integrado también por la Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Pilar Barba; la directora del Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Constanza Núñez; el Profesor Emérito de la U. de Chile, Eduardo Carrasco; la Premio Nacional de Periodismo 2009 y Profesora Titular de la Casa de Bello, María Olivia Monckeberg; el miembro del Directorio de la Fundación Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Daniel Platovsky; y Alicia Lira, acreedora de la Medalla Derechos Humanos y Democracia 2023. 

“Al tiempo que se cumplen 50 años de la Vicaría de la Solidaridad y 100 años de la carrera de Trabajo Social en Chile y América Latina, la vida y la obra de María Luisa Sepúlveda dan cuenta no sólo de su admirable aporte a la defensa de los Derechos Humanos, sino también de la contribución de todas y todos aquellos que han conformado equipos comprometidos con esta causa a riesgo de sus propias vidas. Su entrega generosa y valiente puesta al servicio de la dignidad humana, la memoria y la justicia nos sirve de guía y nos compromete”, señaló la Rectora Devés tras el anuncio de la decisión.

En tanto, la galardonada con la Medalla Derechos Humanos y Democracia 2025 dijo que “esta noticia llega en el momento en que la Vicaría de la Solidaridad cumple 50 años, cuando estamos tratando de traer la memoria de lo que hizo la Vicaría, del aporte que fue a la defensa de los Derechos Humanos y a la reconstrucción de la democracia. Estoy muy agradecida de que la Universidad de Chile me haga meritoria de esta Medalla”. 

Agregó que “es tremendamente importante traer al presente el reconocimiento y la valoración que tienen los Derechos Humanos, que la sociedad se preocupe de ellos, que el Estado haga políticas que los protejan, que haya movimientos ciudadanos que se preocupen y entiendan la estrecha relación que hay entre su protección y el fortalecimiento de la democracia. Yo valoro la existencia de este reconocimiento, porque la Universidad tiene relación con los jóvenes y así ellos pueden entender la importancia del respeto a los Derechos Humanos y de trabajar por ellos”.

El jurado decidió entregarle el reconocimiento debido a que “su labor refleja una sólida capacidad para crear institucionalidad en estas materias, así como para impulsar políticas de memoria, reparación y justicia”. También destacó “su capacidad para convocar diversas voluntades y articular distintas visiones con el fin de alcanzar consensos”.

Trayectoria y compromiso

María Luisa Sepúlveda se ha transformado en una de las figuras más relevantes en la defensa de los Derechos Humanos en Chile. A partir del golpe de Estado de 1973, cuando fue exonerada de su trabajo en el sistema público de salud, comenzó a orientar su desarrollo profesional al acompañamiento de víctimas de violaciones de Derechos Humanos y a sus familias desde el Comité Pro Paz, que posteriormente, en 1975, se convertiría en la Vicaría de la Solidaridad, donde llegó a ser secretaria ejecutiva. 

Posteriormente, tuvo una participación clave en la Comisión Rettig y en las Comisiones Valech I y II, que permitieron el establecimiento de la verdad y el reconocimiento de parte del Estado para miles de personas que fueron víctimas de desaparición forzada, prisión política y tortura durante la dictadura. 

Además, lideró la Comisión Asesora en Derechos Humanos de la Presidencia de la República (2006–2010), impulsando políticas de memoria, reparación y justicia que incluyeron la creación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, donde fue presidenta fundadora y de cuyo directorio actualmente es Presidenta Emérita, y el Instituto Nacional de Derechos Humanos, del cual fue consejera. 

Su compromiso ha trascendido desde el ámbito de los Derechos Humanos hacia otros campos de la justicia social, como la pobreza, la reintegración de personas vulneradas en sus derechos, y la infancia, siendo por ejemplo miembro del directorio del Hogar de Cristo entre 2012 y 2018.

Texto: Prensa Rectoría U. de Chile / Fotografías: Gloria Henríquez y Sebastián Toro