La mujer vivía dentro de una casa que quedaba dentro de una calle que quedaba dentro de un pueblo que quedaba dentro de un país. Y podía estar tranquila porque todas esas cosas estaban ahí para protegerla: de la lluvia, del frío, de los días negros. A la mujer y a las demás mujeres que habitaban la casa, que caminaban por la calle, que habitaban el pueblo y formaban el país. Lo mejor de todas esas cosas era que protegían también a todos los hombres, los niños y las niñas que habitaban ese país y toda la inmensa Tierra.
ARTICULO 28 "Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos"