Artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
"Un hombre llegó al pueblo con su maleta. Nadie lo había visto antes. Nadie sabía de donde venía ni cuanto tiempo pensaba quedarse, porque a ese hombre le gustaba el silencio. Entonces vino la voz ronca y dijo: “ese hombre es un extraño, ese hombre es peligroso”. Y luego vino un silencio que entró por las ventanas y por debajo de todas las puertas. Un silencio que solo terminó cuando la abuela preguntó a la voz ronca: “¿Y tú como lo sabes?” Y sucedió que la voz no supo qué responder y se fue.